lunes, 4 de mayo de 2015

Romesco sin gluten


Hacer una salsa como acompañamiento y acabar comiéndotela a cucharadas no es bueno. O sí? igual es una buena señal desde luego pero tiene un peligro... La salsa romesco la asocio directamente a mi abuela que es la que siempre la ha hecho cuando hemos comido calçots pero necesitaba un sustituto por el tema del gluten (a sus 90 años, ponerme a explicarle ahora como tendría que hacerla... se me antoja complicado!) y la verdad que no he sabido encontrar una sin gluten para comprar. En la receta va con pan rallado sin gluten porque siempre guardo un bote de mis experimentos fallidos pero si no tienes ese problema, una rebanada pequeña tostada será un sustituto perfecto. Como usos, los mundialmente conocidos calçots son su destino principal pero con cualquier verdura a la plancha está buenísima, al igual que con pescados, sustituyendo a la vinagreta en una ensalada o untando palitos de pan en ella.

Ingredientes:
  • 3 tomates maduros
  • 1 cabeza de ajos
  • 80 gramos de almendras
  • 1 cucharada de carne de pimiento choricero o 2 ñoras
  • 2 cucharadas soperas de pan rallado sin gluten
  • 250 gramos de aceite de oliva
  • 100 gramos de vinagre
  • Pimentón rojo dulce y picante

Preparación:

Lo primero que tenemos que hacer es asar los tomates y la cabeza de ajos. Para ello lavamos bien los tomates y los ponemos boca abajo en una fuente. Les hacemos un corte en cruz y les ponemos un poco de sal y aceite por encima. Con la cabeza de ajos le cortamos toda la parte del tallo de manera que se vean los dientes y les ponemos también sal y aceite (que penetre por dentro de la cabeza). Metemos la fuente en el horno precalentado a 200 grados y dejamos 15 minutos los ajos y 20 los tomates. Cuando se hayan enfriado, pelamos los tomates, les quitamos las pepitas y las ponemos en el vaso de la batidora. Con la cabeza de ajos sacamos uno a uno los dientes, los pelamos y los pasamos también al vaso.

Si las almendras no están tostadas cogemos una sartén sin aceite y las ponemos en ella a fuego medio. Vamos moviéndolas para que no se quemen y cuando estén las machamos gruesamente en un mortero y las ponemos también en el vaso. Si preferimos que la salsa quede luego más fina podemos pelarlas antes escaldándolas en agua hirviendo. En esa misma sartén ponemos las dos cucharadas de pan y lo tostamos para incorporarlo también.

Por último añadimos la cucharada de pimiento choricero, el aceite, el vinagre, una cucharadita de pimentón dulce y opcionalmente media de picante (esto ya a gustos...). Si en vez de pimiento choricero tenemos ñoras habrá que hidratarlas antes en agua para separar la carne de la piel.

Batimos todo con la batidora hasta que emulsione la salsa y listo! Si vemos que la textura se queda muy líquida podemos añadir más pan para darle cuerpo y si queda muy espesa más aceite, todo dependerá del agua que hayan aportado los tomates asados.