Fuera de la provincia de Huesca no sé si se conocerá mucho esta receta pero la verdad que es un dulce muy típico en estas fechas y me trae bonitos recuerdos así que tenía especial interés en adaptarla. El primer intento fue sin huevo, sin lactosa y sin gluten pero la verdad que lo del huevo... lo tuve que dejar por imposible! Así y todo, al final ha quedado bastante aproximado y con estas cantidades sale un empanadico (o pastillo, que depende de la zona el nombre cambia) grande o un par medianos.
Ingredientes:
- 475 gramos de harina Proceli (o Auchan)
- Medio sobre de levadura de panadero
- 300 milílitros de agua
- 75 milílitros de aceite
- Un cuarto de naranja
- Una cucharadita de anís estrellado (o en grano)
- Un cucharada sopera y media de azúcar
- 2 huevos
- 300 gramos de calabaza limpia y laminada
- Pasas
- Piñones
- Nueces
- Canela y azúcar
Preparación:
En un cazo ponemos a hervir el agua con el aceite, la naranja, el anís y la cucharada y media de azúcar. Mientras tanto tamizamos la harina junto con la levadura en un cuenco. Cuando haya roto a hervir la mezcla del cazo la vertemos colando sobre la harina para escaldarla. Con una espátula vamos mezclando con cuidado porque quemará y cuando sea manejable la amasamos hasta que quede una masa lisa y nada pegajosa.
Cuando la masa se haya enfriado de todo es el momento de incorporar los huevos. Hay que hacerlo de uno en uno y verás que la masa se vuelve de pronto casi inmanejable y muy pegajosa. Conforme se vaya amasando adquirirá una textura muy manejable y elástica. Hacemos una bola, la ponemos en un cuenco tapada con film y la dejamos reposar en torno a una hora.
Estiramos la masa sobre un papel de horno dejándola bastante fina. Yo utilicé un rodillo ajustable y la dejé a dos milímetros. Aquí hay dos maneras, o bien estiramos toda la masa para rellenar la mitad y luego doblarla sobre sí misma o bien cortamos la masa en dos para rellenar una mitad y colocar la otra mitad como "tapa". Sea como sea, ponemos la calabaza de manera uniforme y sobre ella repartimos generosamente una mezcla de canela y azúcar, así como los piñones, las nueces picadas y las pasas remojadas.
Cerramos la masa, sellando bien los bordes con un poquito de agua y pintamos toda la superficie con un poco de aceite de oliva. Volvemos a poner por encima más mezcla de canela y azúcar y hacemos unos cuantos agujeros por la superficie para que al cocer pueda respirar el relleno. Finalmente lo metemos en el horno precalentado a 180 grados durante 30 minutos o hasta que tome un color tostado.